Después del viaje, pensé que las cosas cambiarían. Él
estudiaba; yo, también y eso reducía la posibilidad de que nos viéramos.
Un día, común y corriente, me encontraba en la escuela; sonó
mi celular, era un mensaje de él, que me decía: “Hola, amor, ¿te puedo ver el
viernes? Es que Sarai organizara una fiesta”. Le dije que sí, que pasara a mi
casa por mí a las 20:00 horas. Al salir de la escuela, le mande un mensaje a mi
amiga Sarai que decía: “Sara, nos vemos a las 17:00 horas en el centro
comercial para comprar lo que necesitamos de ropa para la fiesta”.
Llegamos al centro comercial. Recorrimos todas las
tiendas de ropa, hasta que encontramos la más adecuada para la ocasión. Compramos
unos jeans, blusas, un par de zapatos, chamarras y hasta una bolsa. ¡Todo estaba
listo para la esperada fiesta!
El viernes saliendo de la escuela, me fui muy rápido para
mi casa, pues tenía que llegar a arreglarme. Llegando a mi casa, arregle mi
ropa, me bañe, me vestí, me hice mil peinados, hasta que encontré el adecuado.
Sonó mi celular, era un mensaje de Sarai que decía: “Ale,
¿puedes llegar antes de las 20:00 para que me ayudes con las cosas de la
fiesta?”. Le respondí que no podía, ya que Erick pasaría por mí.
Llegó la hora esperada. Eran las 20:20 horas y él todavía
no llegaba. Mis nervios me hacían pensar tantas cosas: ¿Le habrá pasado algo? O
¿Ya me dejó plantada? A las 20:30 por fin llegó, se disculpó por el retraso y a
cambio me dio una rosa. Me puse tan contenta que ni recordé preguntarle el porqué
de su retraso.
Llegamos a la fiesta. Había música, bebida, botana y
mucha gente. Toda la noche estuvimos bailando y platicando. Esa misma noche,
organizamos una salida para asistir a Six
Flags el domingo. Me la pase muy
bien esa noche, y más por convivir con él y mis amigos.
El domingo a las ocho de la mañana me levante y me
arregle para llegar a Six Flags a las diez, hora en que nos citamos.
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